En el pasado post vimos que en la adjudicación de las obras de los tramos de L4 Jaume I-Joanic y Jaume I-Selva de Mar hubo un año de diferencia mientras que en la puesta en servicio hubo 4 años.
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El motivo del retraso en la inauguración del tramo Jaume I – Selva de Mar tiene su origen en un incidente producido el 22 de Noviembre de 1973. A las 8 de la mañana, en la zona indicada en la figura 1, se comenzaron a registrar explosiones en el interior del túnel del metro en construcción y comenzó a salir humo por las conexiones del túnel con el exterior.
. Figura 1. Situación aproximada del incidente representada sobre un fotoplano de 1975. La prensa de la época sitúa el incidente cerca del número 100 de la Av. Capitán López Varela acutal Av. Icaria. .
La prensa del día siguiente informó que los bomberos desplazados al lugar de los hechos tras una primera estimación determinaron que las explosiones habían sido producidas por acumulación de gases, por lo que prefirieron esperar a que estos se consumieran. Pero ante las repetidas series de explosiones y la inagotable salida de humos procedentes del interior de túnel, así como la comprobación de que no existía ninguna clase de fuga gaseosa, se llegó a la conclusión que se trataba de alguna bolsa de hidrocarburos pesados en el subsuelo. Así los bomberos cambiaron de plan y se dedicaron a inyectar al túnel espumas y grandes cantidades de agua.
. Figura 2. Imagen del incendio publicada por La Vanguardia. .
Figura 3. Imagen del incendio publicada por el diario ABC. .
Pero ¿habían descubierto las obras del metro una reserva de petróleo en el subsuelo barcelonés? Desgraciadamente no. Lo que habían descubierto era un fenómeno de contaminación debido a las fugas de los depósitos y tuberías que la empresa Catalana de Gas tenía en el entorno.
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Una vez sofocado el incendio y reconocido el estado del túnel, se procedió a iniciar un largo proceso de limpieza del subsuelo, para evitar más incidentes, y a los trabajos de reparación de las estructuras en construcción del metro.
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La prensa de la época informó que el incendio duró varios días, que en algún punto el revestimiento de hormigón del túnel pasó de 60 cm a 3 y que tras casi un año después del incidente se habían recuperado del subsuelo 600 toneladas de hidrocarburos.
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Cuatro años después de este incidente el miedo que se repitiera un incendio similar sobrevoló la ciudad. Era septiembre de 1977 cuando se detectaron filtraciones de gasolina en la estación de Provença de FGC. En este caso el origen de la contaminación era una gasolinera situada en la calle Balmes sobre la estación. Se paralizó el servicio inmediatamente y, de acuerdo con la experiencia adquirida tras el incidente de 1973, no se restableció hasta haber eliminado toda la contaminación del subsuelo, para lo que se desmanteló la gasolinera excavando alrededor de los depósitos. La prensa de la época nos informa que las tierras excavadas “salieron totalmente negras, con intensísimo olor a gasolina, hasta el extremo de que en algunos casos los trabajadores que efectuaron el vaciado tuvieron que auxiliarse de ventiladores para respirar”.
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Desgraciadamente la existencia de suelos contaminados es más habitual de lo que creemos, pero el conocimiento del fenómeno ha hecho que en recientes obras del metro se hayan podido evitar incidentes al conocer previamente al inicio de las obras la existencia de la contaminación y eliminarla. Esperemos que siempre sea así.