En el último post hablamos del empleo de las estaciones como refugios durante la guerra civil, pero este acontecimiento bélico tuvo más consecuencias en la red de metro de Barcelona. Por aquel entonces la red contaba con dos líneas explotadas por empresas diferentes. El inicio de la guerra supuso la paralización del servicio des del día 18 de julio de 1.936 hasta que el alzamiento militar fue vencido en la ciudad Condal. Pero la reanudación del servicio no se hizo en condiciones normales, sino tras tomar el control de las empresas unos Comités Obreros, formados básicamente por afiliados a la CNT.
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En el caso concreto de la Compañía de Transversal, que explotaba la L1, el 22 de julio dicho comité incautó el material y las instalaciones y el 23 de julio convocó una asamblea de todo el personal para discutir el restablecimiento de la circulación, que se efectuó al día siguiente. Otra decisión de los comités fue el despido de los cargos directivos y del personal desafecto al régimen.
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Figura 1. Cartel publicitario de la colectivización de las empresas de transporte público de la ciudad condal durante la Guerra Civil, obra de Josep Obiols (1894-1967)
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Con las dos empresas colectivizadas y “depuradas” los primeros meses de contienda no supusieron modificaciones destacables en el servicio.
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A partir de noviembre de 1.936, parte de personal de la Compañía Transversal se dedicó a la vigilancia nocturna de las estaciones para su empleo como refugios y en los talleres de la compañía se dedicaron unos pocos recursos a la confección de material bélico.
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A finales de ese año, a cargo de una de las dos compañías de metro se acogieron 25 niños refugiados de Madrid que fueron alojados en un chalet previamente incautado al antiguo director de la compañía.
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Ya en 1.937 comenzó a aumentar la mano de obra femenina al marchar al frente de guerra muchos empleados. A finales de ese mismo año, ante la falta generalizada de monedas los Comités decidieron emitir “vales-moneda” de 5 y 15 céntimos de peseta.
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Figura 2. “Vale-moneda” emitido por la compañía Gran Metro durante la Guerra Civil para suplir la ausencia de moneda.
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Durante la contienda la tercera vía de la estación de Espanya tuvo un papel relevante. En primera instancia fue empleada como cochera, llegándose a instalar un foso para la revisión de los trenes. Más adelante se empleó como muelle de descarga de material bélico. El material se introducía por los túneles de L1, aprovechando el ancho ibérico de esta línea, y en la estación de Espanya se trasladaba a los trenes de Ferrocarrils Catalans que los llevaba a las guarniciones servidas por esa línea.
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Figura 3. Imagen histórica de la estación de Espanya de L1 donde puede verse la tercera vía y el pasillo de conexión con la estación de Ferrocarrils Catalans.
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Previamente a la ocupación franquista de la ciudad el servicio fue degradándose hasta interrumpirse definitivamente el 26 de enero de 1.939, día de la ocupación. A los pocos días la explotación se reanudo de la mano del Regimiento de Ferrocarriles, que al cabo de un tiempo entregó las instalaciones a los antiguos directivos, los cuales procedieron con una depuración del personal que destacó en la etapa anterior.
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El traslado de munición a través del subsuelo ha dejado la leyenda urbana de un túnel fantasma en la calle Pelayo, pero esto lo dejaremos para otro post.